Estoy encantada de estar aquí y muy agradecida.
Siempre que tengo que decir algo sobre mi, me viene a la cabeza lo que dice Holden al principio de El Guardián Entre el Centeno, algo como: “(…) querrán saber dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Lo primero porque es una lata (…). Sólo voy a hablarles de una de locos que me pasó (…)”. El caso es que luego él habla de todas esas “puñetas” sin mencionarlas, conforme avanza la historia y le vas conociendo. Supongo que porque cuando te pasa una “cosa de locos” no puedes hacer nada más que ser tú mismo.
Aprendí a leer y a escribir de oído sin darme cuenta, cuando era muy pequeña. Escuchaba unas cintas de cassette en las que distintos narradores contaban unos cuentos fenomenales; cuentos que uno podía ir leyendo en un fascículo ilustrado a la vez que los escuchaba. Yo no sabía leer, pero miraba las letras y los dibujos. Podía pasarme horas haciendo eso, me fascinaba. Mi cuento favorito de esa colección se titulaba “Gobolino, el Gato Embrujado”; iba de un gatito negro que había nacido en casa de una bruja, pero la bruja no le quería porque él tenía los ojos azules y no verdes, así que, desde el primer capítulo, le echó de sus dominios y el gato se fue a la mierda él solo por el mundo. En los diferentes fascículos iban avanzando las peripecias del gatito; por cierto que le pasaba de todo al pobre.
Hoy en día me siento una persona muy afortunada de poder leer y escribir. Creo que todos escribimos sin las manos todo el tiempo mientras vamos haciendo nuestra vida; luego nos sentamos ante la página en blanco y tenemos la oportunidad de traducir todas las películas. Películas en las que puedes detenerte a voluntad, explorar ángulos muertos, valorar infinitas perspectivas y posibilidades… Jugar con la percepción propia es jugar con el universo. Somos directores de escena y privilegiados espectadores también. Somos testigos de cómo la substancia álmica se manifiesta entre líneas, teniendo la suerte de respirarla y lanzarla al espacio al mismo tiempo.
¡Nos leemos!