Los cuerpos mutilados de mi tribu siguen presentes en mi cabeza mientras camino por la arena. Sé que realmente no eran mi familia, sé que este cuerpo es algo temporal, […]
Seguir leyendoDioses oscuros – De cara al infierno
Acerco el Sol del Norte a la costa con sumo cuidado, los restos de una vieja embarcación mostrando sus tripas al cielo son un aviso para extremar las precauciones. La […]
Seguir leyendoDioses oscuros – Al final del surco
He decidido seguir el rastro que dejó el meteorito o lo que sea esa cosa que cayó del cielo; tengo mucho interés en saber qué borró del mapa todo rastro […]
Seguir leyendoDioses oscuros – La boca del Orco – Gwen
Entro en la cueva con el sabor de Adrián en los labios y su cándida alma mortal en mi corazón donde acompañará a Paolo, el pequeño grumete de la Hija […]
Seguir leyendoDioses oscuros – La boca del Orco – Nexo
Ella está esperando en la entrada, no podrá pasar hasta que no le transmita la impronta y entienda los motivos de su llegada y las consecuencias de su estancia aquí. […]
Seguir leyendoDioses oscuros – La boca del Orco – Adrián
Hace ya más de dos semanas que perdí de vista el mar, quedan en mi recuerdo los restos de La Hija del Viento destripada y bamboleada por el oleaje, convertida […]
Seguir leyendoDioses oscuros – Amari el eterno
Ahí está, en la proa como una estatua de ébano cubierta de sal, con la vista perdida en algún misterio oscuro que solo ve él en el horizonte. No come, […]
Seguir leyendoDioses oscuros – El pequeño Guinness
Renegrido paticorto y albino, ¿en qué momento alguien, algún injusto Dios descerebrado, ¿decidió crear un albino negro y enano de ojos nacarados? Putos dioses, que sentido del humor más cabrón […]
Seguir leyendoDioses oscuros – Piel quemada y labios resecos
Noto que la tensión me abandona y me desplomo sobre cubierta. La Hija del viento yace herida de muerte en la costa, tumbada y destripada por las afiladas rocas, bamboleada […]
Seguir leyendoDioses oscuros – Hablar con dios
Me quedé mirando alejarse al Sol del norte hasta que era solo un punto balanceado por el latir del mar en el horizonte, entonces cerré la puerta de casa y […]
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