Los panteras negras

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Los cuatro chicos nuevos y yo, nos reímos ante la simpática y extraordinaria coincidencia de que… ¡Todos éramos rocanroleros! Fue algo tan divertido que nos hizo tener química de inmediato.

En nuestras venas, corría como un torrente la voz inigualable de Elvis Presley y los coros del Cuarteto de Liverpool,Los Beatles.

También las rítmicas vibraciones de las guitarras eléctricas de Los Rolling Stones, sin olvidar el ritmo acompasado de Bill Haley y sus Cometas, y de la alegría pegajosa de Los Archies, entre otros.

De manera extraordinaria, los cinco estábamos identificados e inmersos en el rhythm and blues. Soñábamos despiertos con cantar y disfrutar de los más grandes éxitos y las baladas más románticas.

Nuestros corazones latían aceleradamente ante este explosivo ritmo, y con el frenético compás del rock and roll.

Anhelábamos gozar y cantar con el sensacional grupo musical que habíamos formado, y en la escuela, todos nos conocían como Los Muchachos Rocanroleros.

Esto nos destacó rápidamente de entre el resto de compañeros de la clase… ¡Hasta las chicas empezaron a fijarse en nosotros!

Con tres guitarras de madera, un pequeño tamborcillo, y un teclado de juguete, hicimos nuestros primeros intentos de formar un grupo, que al principio ni pensábamos hasta dónde nos iba a llevar.

Nunca nos imaginamos que en los tres años que estuvimos en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), que íbamos a tener todo tipo de aventuras y de experiencias sensacionales.

También tuvimos romances con varias muchachas del salón, y vivimos momentos divertidos y situaciones dramáticas. Formamos una hermandad inseparable y fraternal, de grandes amigos.

Entre clases, tareas, experimentos de biología, exámenes y de prácticas escolares empezamos a destacar como buenos estudiantes.

Pero, principalmente, nos fuimos forjando poco a poco como grupo de rock and roll… ¡Nosotros éramos Los Panteras Negras!

Carlos y yo, Alfonso, tocábamos con ganas nuestras guitarras. Renato hacía lo suyo pulsando el bajo como un maestro. Roberto era hábil con el teclado y Ramón daba lo mejor de sí en la batería.

Al principio, solamente rocanroleábamos para nosotros y para el salón de clases, pero con el tiempo, llegamos a escalar enormes alturas musicales que nunca nos hubiéramos imaginado.

Al paso del tiempo nos fuimos volviendo profesionales. Entre nosotros competimos alegremente para conquistar a las más lindas chicas y obtener las calificaciones más altas de cada materia.

Disfrutamos de excelentes profesores y también sufrimos a un tipo que fue despreciable y que nos hizo la vida imposible.

Reímos con los más grandes momentos y hasta lloramos con las situaciones más tristes e inesperadas. En esos tres años hubo de todo, bueno y malo, y lo vivimos al máximo.

Podemos decir que, nuestra etapa estudiantil en el CCH fue la más maravillosa y que jamás hemos vuelto a experimentar algo que sea parecido en toda nuestra existencia.

¡Fue algo inolvidable y no ha habido nada que se le parezca en la actualidad!                                                                            

 Yo nunca me imaginé que en el primer día de clases, iniciaba  una emocionante aventura que sacudió nuestras vidas. Conocimos el verdadero compañerismo y la hermandad más hermosa.

Recuerdo que aquel día Renato, Carlos, Roberto, Ramón y yo, Alfonso, estábamos en el salón, expectantes, pues no sabíamos lo que nos iba a deparar el colegio en los siguientes tres años.

 Todo empezó cuando conocimos, al cantar Renato y yo, la pegajosa melodía Heartbreak Hotel (Hotel de los Corazones Rotos) de Elvis Presley:

Well, since my baby left me. Well, I found a new place to dwell. Well, it’s down at the end of Lonely Street. At Heartbreak Hotel. Where I’ll be where I get so lonely, baby. Well, I’m so lonely. I get so lonely, I could die.

Desde que tú me olvidaste, un nuevo lugar encontré, que queda al final de una calle donde solo lloraré.

Es un sitio muy solo, sí, muy solo, donde muy triste moriré…

Autor: Carlos Reséndiz

Sobre el autor

Carlos Resendiz

2 comentarios en “Los panteras negras”

  1. Charly, siempre me gusta leerte. Imagino que estos momentos los tendrás muy presentes, pero ha tenido que ser precioso para ti detenerte en los recuerdos para escribir. Me llama la atención que lo has narrado en primera persona pero has hablado a través de Alfonso, aunque no sé si los nombres son reales o cambiados.
    Un abrazo, amigo.

  2. Gracias, amiga. Puse el nombre de Alfonso porque este personaje es el que narrará toda una novela.
    Son mis vivencias, pero se me hizo demasiado pretencioso poner que yo las escribo, por lo que lo hago detrás de un personaje.
    Los nombres son reales y pronto leerás las aventuras de Los Panteras Negras más a detalle.

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