Noto que la tensión me abandona y me desplomo sobre cubierta. La Hija del viento yace herida de muerte en la costa, tumbada y destripada por las afiladas rocas, bamboleada por el oleaje, maltratada por el viento que palmea los trapos rotos que hace poco eran orgullosas velas. Puedo ver a Gwen en la playa, en pie mirando al interior, desnuda y sumida en lo que parece un trance místico que la aísla del mundo.
Ni idea cómo ha llegado allí sin destrozarse los pies descalzos contra el fondo rocoso.
Con bastante esfuerzo consigo incorporarme, el barco ha varado a sotavento y la cubierta inclinada y lavada de agua salada y sangre dificulta la estabilidad. Escucho bajo mis pies la agonía de la nave, la madera crujiendo, los enseres golpeando rítmicamente al son que marca el oleaje. Recojo lo que puedo, comida, agua, herramientas, armas, tengo la impresión de que La Hija del viento no va a durar mucho, que en cualquier momento se abrirá en canal y será engullida por el mar con todos sus muertos a bordo. Consigo llegar al camarote que ocupaba Gwen y busco algo de ropa para ella, unas botas altas, pantalón, camisa, ropa interior, no soy muy ducho en vestir brujas desnudas así que lleno un zurrón con varias cosas que supongo cómodas para andar por el desierto y ella decidirá con qué desea cubrirse.
El barco se inclina bruscamente mandándome contra el mamparo. Es hora de irse. La cubierta está tan inclinada que solo puedo deslizarme intentando no chocar contra nada. Avanzo nadando arrastrando las cosas que he podido rescatar, no llegará nada seco. Consigo posar los pies en el fondo, las piedras me lastiman, las olas me empujan y atraen con furia haciéndome caer continuamente, tengo heridas por todas partes y me he clavado varias veces púas de erizo de mar que duelen como aguijonazos de avispa. No entiendo cómo llegó esta mujer a la playa indemne, limpia y pulcra como un recién nacido. Abrazo la arena de la playa, me tumbo bocarriba dejando que el sol me caliente, dándome un respiro antes de afrontar lo que sea que está por venir. Finalmente me levanto y voy hacia la bruja. Gwen permanece callada, ausente, miro su espalda desnuda y siento el rubor, la sensación de estar viendo algo que no debo y de estar a punto de ser descubierto. Ella sabe que estoy allí observándola y yo soy consciente de que lo sabe.
– ¿Trajiste mi ropa Adrián?
Su voz vuelve a sumirme en una especie de sueño etílico, me llega su aroma a mar, a arena, a sol.
– Si, traje todo esto.
Toma la ropa y comienza a vestirse. Yo sigo hipnotizado preso en ella.
– ¿Por qué los mataste a todos?
– Yo no maté a nadie Adrián, se mataron ellos solos.
– Pero fue tu canción? …
– Mi voz no mata, es un tamiz, hace que cada persona aflore lo mejor o lo peor que tiene en su interior. Al parecer tus compañeros no tenían nada bueno dentro. Tu capitán ahogó a su esposa mientras dormía incitado por la joven criada que les atendía en casa, un tiro en la cabeza es lo que la culpa le pedía desde entonces y es lo que mi voz liberó, el timonel fue esclavista, sobre el resto de tus compañeros podría hablarte también, sobre la sangre que manchaba sus manos y ennegrecía sus almas.
– Solo yo he sobrevivido
– Entonces tal vez no estés perdido del todo. Toma solo lo necesario, de todo eso que traes solo necesitarás agua y comida, el resto es peso inútil.
Empieza a caminar hacia el interior, yo la sigo como un perrito asustado. A nuestras espaldas La Hija del Viento se parte en dos y comienza a hundirse definitivamente arrastrando en su interior toda la maldad redimida en sangre por la canción de Gwen. Frente a nosotros el desierto, la incógnita de un destino incierto. Podría temerlo, pero algo en mi interior, algo de la nueva situación me excita, una nueva vida dejando todo atrás, sin deudas, sin rencores, sin historia antes de este momento, todos los pecados perdonados por obra y gracia de la divina Gwen.
Autor: Ignacio Chavarría
Me encanta. Qué lógico es todo. Aparte de bruja, Gwen es una guardiana de secretos… Seguro más poderosa que el desierto mismo.
Gracias por compartirlo, Nacho.
Yo creo que no es bruja, es un hada incomprendida jajaja. Veremos que hay más allá de las dunas y en qué acaba todo esto, estoy intrigado.
Yo tampoco soy muy ducho en vestir a brujas desnudas.
Hay que coger el tranquillo Alex, y la oportunidad.
Jjajajajaajajajajajaja Nacho