Noche de estreno en Whitehall

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Mi llegada a Whitehall no es como había previsto, estoy mojado y tiritando de frio, ¿o son los nervios?. El clima de Londres es infernal en noviembre, vamos, es infernal casi siempre, la llovizna es constante, helada y cala los huesos como besos de cementerio. Seguramente son ambas cosas, una mezcla de frio y miedo escénico. Estrenar mi obra para el rey Jacobo I en su lujosa residencia es más de lo que un bardo como yo puede desear. Espero con todo mi corazón que le guste. Tal vez no sea la más adecuada, aunque Hamlet le gustó y trataba de nobles. Espero que mi Otelo esté a la altura.

Cruzo la puerta escoltado por mayordomos uniformados, se ha congregado toda la nobleza del reino y hay mucho lujo en trajes, joyería y carruajes. Las damas han sacado todo su arsenal y los caballeros visten de negro y lucen plata en sus bastones. Atravieso el gran patio. El palacio es impresionante, espero que la sonoridad de la sala esté a la altura, cuando hicimos los ensayos las voces de los actores retumbaban con cierto eco, no será lo mismo con público, la platea llena amortiguará y espero que mejore el sonido.
No veré al rey hasta el final, ahora debo concentrarme en la obra, aunque ya está la moneda echada, los actores preparados, aguantando el sudor, el miedo, los nervios, sujetando el estomago antes del inicio del primer Acto. Sé que tengo un lugar asignado en un palco, pero prefiero estar aquí, entre bambalinas sufriendo con ellos. La sala está llena, el rey entra y todo el mundo se pone de pie. Silencio. Respeto. Empieza el primer acto.

Los artistas han trabajado a conciencia sobre los lienzos en el decorado, es una calle cualquiera en Venecia, aparecen Yago, el Alférez de Otelo y Rodrigo caballero veneciano que está enamorado de Desdémona. El dialogo es fluido, los actores declaman bien y con seguridad, la sonoridad ha mejorado notablemente con la sala llena. Rodrigo reprocha a Yago que sus consejos han sido inútiles para acercarse a su amada.
Cambia el decorado, otra calle de la misma ciudad, Yago y Otelo en escena, Yago le dice que ha estado varias veces a punto de matar a Brabancio porque este hablaba mal de él, está enfadado con Otelo porque ha nombrado lugarteniente a Casio y no a él, aun así quiere ganar su confianza.

Nuevo cambio de decorado Otelo se haya ante el Senado veneciano para recibir el mando de una expedición a Chipre contra los turcos cuando entra Brabancio acusándole de seducir engañosamente a su hija alertado por Rodrigo. Otelo hace llamar a Desdémona que declara seguirle por voluntad propia.
Yago juega a dos bandas y está resentido con Otelo, incita a Rodrigo a seguirles para conseguir a Desdémona, le dice que antes o despues ella se cansará de su “moro” y entonces debe estar presente.

Temía este momento, veo que el rey sigue la trama con interés. Bajo las palabras de Yago dejo ver que la relación de una joven mujer veneciana con un Árabe no está bien vista, se considera antinatural y creo que dejarlo traslucir en este momento fue un acierto.

Cierra nuevamente el telón, ruidos y carreras, los actores repasan sus diálogos, los trabajadores cambian el decorado. Aprovecho para revisar los siguientes actos, vestuario, atrezo, que los actores tengan a su disposición el libreto por si necesitan revisarlo en los entreactos. Escucho en la sala comentarios, murmullos entre los espectadores. El sitio del Rey está vacío, imagino que habrá ido a atender algo o a tomar un refrigerio, hablo con el responsable para que espere a que vuelva antes de continuar con la obra.

El rey está en su sitio y doy permiso para empezar el segundo acto; se desarrolla en un puerto de Chipre, una tormenta ha destruido la flota turca antes de la batalla, En el muelle Yago intenta medrar para conseguir el puesto que cree le pertenece y convence a Rodrigo de que Desdémona, en realidad, está enamorada de Casio con el objetivo de provocar un enfrentamiento entre ambos. Nuevo cambio de escena, Chipre en fiestas Yago Casio, Montano y Rodrigo beben y las provocaciones de Yago y Rodrigo a Casio desembocan en una riña. Aparece Otelo, para saber el porque de la pelea y aprovecha Yago para conspirar y provoca que despida a Casio de su puesto de lugarteniente. Yago provecha que se ha quedado solo con Casio y le convence para que, con la ayuda de Emilia, apele a Desdémona para recuperar el favor de Otelo. El fin de este acto arranca algún aplauso en el público. Me preocupa el maquillaje de Otelo, a pesar del frio en el exterior la iluminación del escenario, los nervios y las carreras hacen que el sudor diluya la tintura que oscurece su piel manchando la ropa y dejando algunos desperfectos en el maquillaje. Aviso para que le retoquen cunado salga de escena antes de que provoque risas entre el público. La siguientes escenas de Otelo son bastante trágicas y no conviene que se presente en escena medio derretido.

Solucionado el problema con el maquillaje empieza el acto tercero. Se desarrolla esta vez en un castillo en Chipre, Yago sigue medrando con Emilia y entre los dos consiguen que Casio hable con Desdémona. Le suplica que interceda ante Otelo para recuperar su puesto y en este momento llega Otelo y le ve irse, pregunta a Desdémona y esta le explica que le estaba pidiendo que interceda por el. Aquí empieza a enredarse realmente todo y se vislumbra la tragedia; Yago ha conseguido un pañuelo que Otelo había regalado a Desdémona y se las ingenia para dejarlo caer en el cuarto de Casio. El actor que interpreta a Yago realmente lleva el peso de la obra, se hace odiar, es un buen actor, su interpretación es creíble y declama con claridad sus frases, Tenía dudas, pero elegí bien. Otelo es sumamente celoso y Yago lo aprovecha para crear desconfianza hacia Desdémona contándole que esta había entregado, como prueba de amor, el pañuelo que le regaló a Casio. Todo se complica mas, las intrigas de Yago parece que darán su fruto cuando Otelo hace llamar a Desdémona y le pide que le enseñe el pañuelo que le regaló y que, por supuesto, no tiene. Mientras tanto Casio ha encontrado el pañuelo en su habitación, no sabe a quién pertenece y se lo regala a Blanca, la mujer que quiere conquistar.

Estamos llegando al desenlace de la obra. El Rey no ha vuelto a abandonar su sitio, está bien servido de vino y viandas y parece que está disfrutando de la obra. Tanto él como su séquito comentan animados los entresijos de la trama. Comenzamos el cuarto acto en la plaza del mismo castillo, Yago aumenta los celos de Otelo que está al borde de la locura. Entra en escena Ludovico, primo de Desdémona, que viene desde Venecia con la orden para Otelo de que regrese dejando a Casio al mando de la flota. Otelo descontrolado habla de sus celos con Emilia, que niega toda culpa por parte de Desdémona y achaca todo a los engaños de Casio. En la siguiente escena se queda solo Yago, y entra Rodrigo enfurecido reclamándole que cumpla su promesa de conseguirle ver a Desdémona y empieza el quinto y último acto.

En una calle de Chipre Yago acompaña a Rodrigo en busca de Casio, los hombres pelean Casio hiere a Rodrigo y Yago hiere a Casio por la espalda. El público jalea el combate como si fuera una escena callejera, quedan gimiendo Casio y Rodrigo en el escenario. Aparece Ludovico y Casio le dice que Rodrigo le ha herido sin saber que fue obra de Yago, este aprovecha el descuido y remata a Rodrigo para que no se descubra su intriga. Retiran de escena a Casio mientras este declara entre gemidos no conocer a Rodrigo. Cambio de escena, el desenlace final en una alcoba en el castillo, la habitación de Otelo y Desdémona. Otelo entra a la habitación ciego de celos y la mata, Otelo está sobreactuando un poco y la muerte no parece muy realista, sacada del contexto de la obra podría parecer hasta cómica. Hay que trabajarla mejor con los actores. Emilia es consciente de las manipulaciones de Yago y ante la trágica muerte de Desdémona aclara la situación, y acusa a Yago por lo que hizo. Finalmente, Otelo se suicida tras darse cuenta de que asesinó a su esposa en vano porque todo había sido obra de Yago.

Se cierra el telón, aplausos. Sonido musical para mis oídos. Ahora parecen nimios todos los pequeños fallos que posiblemente solo yo he visto. El rey se levanta, parece un tanto perjudicado por el vino. Estoy sudando. Veo que la realiza se retira y qeu su ayuda de cámara viene hacia mi. Me parece que hoy el rey está indispuesto y no podrá recibir al autor.

Autor: Ignacio Chavarría

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Ignacio Chavarria

5 comentarios en “Noche de estreno en Whitehall”

  1. Hola, Nacho!!
    Tenía muchas muchas ganas de leer este!!
    Me ha parecido genial por lo original el meterte en el autor desde la perspectiva que poca gente habrá pensado (o yo por lo menos nunca): la inmensa responsabilidad de entretener a un rey. Cómo tu Shakespeare está pendiente de que todo sea perfecto el día del estreno de su nuevo trabajo: el lugar, la acústica, los actores, hasta el maquillaje… Haces a quien te lee viajar adonde te propones; uno nunca sabe si la aventura será en una iglesia incendiada o en el Whitehall, y es una pasada estar ahí donde tú quieras que sea. En fin, creo que si en esas épocas hubiera existido el certamen de los Oscars, Shakespeare se habría ganado justamente el de mejor director por esto! Jejejeje, aunque Otelo el de mejor actor no.
    Besos!!!

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