¿Qué escribir hoy?

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Hoy me encontré nuevamente ante la página en blanco de mi cuaderno, esa superficie imponente que parecía retarme con su silenciosa demanda de ser llenada. Mi pluma descansaba inútil sobre el papel, como si también estuviera esperando alguna inspiración divina que me guiara en la creación de las palabras perfectas.

La mañana había pasado sin incidentes dignos de ser registrados. Me había levantado de la cama con la promesa de que hoy sería el día en que plasmaría algo significativo, algo que resonara con la esencia de mi ser. Pero aquí estaba, sentado en el borde de la cama, mirando fijamente la página en blanco como si pudiera hipnotizarla para que revelara sus secretos.

El sol se deslizaba por la ventana, pintando con tonos cálidos mi habitación. Mis pensamientos, sin embargo, permanecían en un estado de confusión, como si se resistieran a ser organizados en palabras coherentes. Fue entonces cuando decidí salir a pasear, en busca de inspiración que se escondiera en las calles bulliciosas.

El día avanzaba y la ciudad se movía a su propio ritmo. Hablé con desconocidos, compartí sonrisas con extraños y me sumergí en las historias efímeras que se cruzaban con la mía. Sin embargo, cada conversación y cada encuentro dejaban un sabor agridulce en mi boca. Me sentía vacío, como si estuviera buscando algo que ni yo mismo podía definir.

El sol comenzó a despedirse en el horizonte cuando regresé a casa. Mi mente estaba plagada de pensamientos inconexos y fragmentos de historias ajenas que se entrelazaban con la mía. Me senté nuevamente frente a la página en blanco, pero la inspiración seguía siendo esquiva.

Pensé en escribir sobre las personas que había visto, la calle que había recorrido y cada paso que había dado. Mientras la pluma marcaba la hoja y mi mente divagaba al escribir una palabra y rodearla con círculos una y otra vez.

Fue entonces cuando tomé la decisión radical de no escribir sobre mí. Tomé las hojas llenas de garabatos y palabras inconexas, las arrugué y las arrojé a una caneca repleta de papeles desechados. Fue un gesto liberador, como si estuviera deshaciéndome de las expectativas que había depositado en esa hoja.

En la oscuridad de la noche, contemplé la caneca como un receptáculo de mis frustraciones y decepciones. Quizás, en la renuncia a escribir sobre mi día, encontré una extraña paz. Mañana será otro día, con nuevas páginas en blanco esperando ser llenadas, y quién sabe, tal vez encuentre lo que estaba buscando.

Autor: Alex Pallares

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Alex Pallares

Un comentario sobre “¿Qué escribir hoy?”

  1. Creo aquí con pocas palabras cuentas mucho.
    Escribir como proceso no es fácil. A veces uno es una cebolla y libera capas así: en una papelera. Las palabras son amigas esquivas y a veces traicioneras. Te puedes pasar mil años recorriendo el camino de la “búsqueda” y descubrir que la respuesta era el camino, como sucede en algunas epopeyas, y que Ítaca siempre estuvo allí. Como dijo el Coach Carter: “a veces es nuestra luz lo que nos asusta y no nuestra oscuridad”, por eso siento que es tan importarte perder un poco el juicio (el juicio propio de valor sobre lo que hacemos).
    Abrazos, Alex.

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