El ambiente en la sala es gélido. El CEO mira a los directivos y se pregunta en qué momento decidió contratarlos y que coño estaría pensando entonces. Puede que en ese momento fueran profesionales cualificados, pero ahora solo son un montón de carne gorda con traje y corbata alimentados con sus tarjetas de crédito y coches de empresa. La culpa, evidentemente, es suya y lo sabe, por eso su mirada es de compasión y no de desprecio.
Lo que les va a comunicar le ha tenido sin dormir las últimas semanas, no va a ser fácil y tomar la decisión casi le cuesta la salud. Pero no había más remedio, la empresa está en quiebra, los últimos años han sido malos, se han llevado los beneficios de los tiempos de vacas gordas donde su producto no tenía competencia, los TUPI se vendían en todo el mundo y eran tan conocidos que dieron nombre a cualquier producto similar. Un recipiente de plástico con tapa hermética era y es un TUPI independientemente del nombre que le ponga el fabricante de turno. Eso es crear marca.
Se ha invertido mucho dinero en la renovación, en I+D y marketing buscando la forma de volver al mercado, de innovar, de ser diferentes. La decadencia comenzó con la ley que prohibía el plástico y los materiales derivados del petróleo. Los TUPI pasaron a ser de cristal, pero esa solución no hizo más que encarecer el producto, hacerlo más pesado y frágil y el mercado respondió mal. Las virtudes anteriores que lo hicieron triunfar, el ser irrompibles, herméticos y ligeros desaparecieron y con ellos los beneficios. Fue entonces cuando se creó el departamento de crisis y cuando empezaron a surgir los nuevos materiales. Entre ellos el que bautizaron cómo Sinante25. Tenía todo lo que se podía pedir; es transparente, ligero, irrompible, no transmite olor ni sabor alguno, puede adaptar su forma y tamaño al contenido y lo más importante, cualquier alimento que contenga permanece fresco mientras esté en su interior si límite de tiempo. Un milagro. Cuando se frotaban las manos pensando en los beneficios llegó la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud y les dio una auténtica bofetada de realidad. También se descubrió que cualquier alimento que entra en contacto con el Sinante25 se convierte de inmediato en una bomba cancerígena para cualquiera que lo consuma.
La empresa había invertido en este material para entonces el poco capital que le quedaba y se había endeudado buscando financiación para la explotación del increíble invento. Al CEO solo le quedaba una salida. Buscar una aplicación para el Sinante25 aunque eso pudiera suponer un cambio de rumbo radical en los objetivos de la empresa.
Reunió en secreto un pequeño grupo de profesionales. Los mejores y más creativos en distintos campos. Se reunieron hasta altas horas de la madrugada y durante muchos días sobreviviendo de café, pizzas y donuts y finalmente llegaron a un plan de negocio que podría ser viable. El Sinante25 no podía contener en modo alguno nada que se fuera a consumir ni que pudiera entrar en contacto con personas o animales. Usarlo para almacenar objetos fue la primera opción, pero no era lo suficientemente imaginativa, no aportaba nada nuevo y no se potenciaba la principal virtud del producto, la conservación eterna. Fue esa palabra, eterna, la que los llevó a la solución; y era eso lo que el CEO iba a transmitir al consejo directivo en ese momento. Comenzó la presentación; tras una serie de diapositivas haciendo historia del problema hasta el desesperante y crítico momento actual finalmente expone la solución, la única salida posible.
“TUPI para tus seres queridos”
TUPI, gracias al nuevo material Sinante25 conservará a tu pariente o pareja cómo si acabara de dejarte y al ser totalmente trasparente permitirá que le visites y veas en el mejor y más duradero estado de conservación posible.
TUPI cambiará definitivamente tu relación con tus parientes difuntos.
Tas la exposición el CEO enciende las luces y mira a los directivos esperando su reacción, pero solo ve apatía en sus ojos de pez muerto. En fin, él ha hecho todo lo posible y si alguien quisiera su opinión de mierda le diría que el Sinante25 es el mejor invento del siglo, o por el bien de la empresa, eso espera.
Autor: Ignacio Chavarría