Las puertas de Elena

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Elena tiene muchas puertas abiertas, sus puertas, le gusta tenerlas así, cómo cuando su madre ventilaba la casa por las mañanas para despejar los humores de la noche. Lo que pasa es que estas puertas, las puertas de Elena, no llenan la casa de aire limpio y olor de flores silvestres, estas puertas guardan fantasmas, los fantasmas de Elena. Son sombras oscuras que le dañan, recuerdos dolorosos que teme perder y que le impiden avanzar, que la tienen anclada en bucles infinitos que absorben su vitalidad. Para Elena son esenciales, heridas que lame como un perro lastimado impidiendo con la humedad de su lengua que cicatricen y sanen. Heridas que nunca cierran. Elena no sabe que el recuerdo no desaparece con el dolor, que, sobre la piel antes tersa y suave, queda una cicatriz dibujando con trazas deformes lo que fue, lo que pasó, la cara de quien se perdió parado en el tiempo, su sonrisa, su olor. Tras las puertas de Elena se mantienen, fermentando en desesperanza, los dolorosos momentos que marcan su vida, que forjaron la Elena que es hoy, vivos y reales, arañando su alma, comprimiendo su estómago, derramando sus ojos. Y ella mantiene todas las puertas abiertas, todas las heridas sangrando, rémoras que apagan la luz cada día, que nublan el sol y apartan con recelo lo bueno que pueda llegar. Tal vez, algún día, Elena comprenda. Tal vez se atreva a cerrar una puerta y vea que entra más luz y más aire fresco en su vida cuando dejas que los fantasmas se alejen dejando tras de sí el recuerdo, el buen recuerdo que te permita avanzar.

Autor: Ignacio Chavarría

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Ignacio Chavarria

15 comentarios en “Las puertas de Elena”

  1. Hola, Nacho,
    Disculpa por venir a escribir otra vez… es que este relato me dejó huella y la digestión ha sido “lenta” en el sentido de razonamientos que se van desenvolviendo poco a poco… seguro que hay mejores palabras para explicar el proceso pero fijo que me entiendes lo que quiero decir.
    Todos tenemos problemas y eso es maravilloso porque así es como crecemos, pero claro, primero hay que verlos.
    He visto aquí un problema que yo tengo. Y quería intentar explicarlo porque, egoistamente tb, si lo pongo en palabras sé que no se me olvidará (tengo siempre miedo a que lo que aprendo se volatilice, porque mi memoria es muy traidora y mi lado impulsivo -el que me lleva a repetir patrones dañinos- es poderoso).
    Desde hace mucho tiempo he pensado que uno puede dar un giro a sus heridas para sacar algo. Algo provechoso para uno y quizá para otras personas, porque las heridas propias ayudan a entender las heridas de otros. Creo que hay mucho valor humano en eso. Si yo hoy puedo ser empática porque lo decido, es porque yo he sentido dolor.
    Las heridas son familiares y extrañas al mismo tiempo. Por eso, también, son “sencillas” de entender pero a la vez muy complejas como proceso que desencadena /reacciones/. Es decir, es diferente “tener” una herida a actuar desde tu herida. Es peligroso “ser” tus heridas.
    Por eso es que yo estoy acostumbrada a utilizar mis propias heridas como herramienta. Esta frase soy consciente de que sugiere un enfoque mecanicista; no es así, pero sí es un modo pragmático de sentirlo.
    Pero claro. Me he dado cuenta de que, por ejemplo, suelo escribir desde heridas abiertas, a veces muy viejas… y tu texto me hizo pensar que, quizá, hay un modo alternativo.
    Porque yo no cierro heridas por temor a olvidarlas. Por temor a caer en lo que a mí me hirió. El precio que pagas -se dice pronto- es estar en conexión con el dolor todo el tiempo. ¿Es posible que eso llegue a frenarte? Pues no lo había pensado, hasta ahora.
    Hay alguna forma de cerrar las heridas más putas y no olvidarlas…? Quizá es posible. No lo había pensado, hasta ahora. Pero sí. Quizá hay alguna manera de cerrar y seguir usando herramientas. Y creo que tiene que ver con escribir también, entre otras cosas.
    En fin, no se si me hice entender.
    Mi mayor miedo es que cuando las personas vamos heridas sin saberlo, con los ojos cerrados, podemos hacer mucho daño a otros. Sé que se puede ir por la vida herido y con los ojos abiertos; es lo que hago. Pero ir cicatrizado y con los ojos abiertos? uf, vale la pena intentarlo y de pronto vi esa posibilidad. Igual me vas a decir “pero por favor Reyes, qué kamikaze eres, era obvio!” pues no, no lo era, soy inteligente para algunas cosas pero lenta para otras, jejje.
    Gracias.

  2. Pues me alegro si en algo te ha ayudado este texto. La verdad es que sí hay una Elena, siempre hay una Elena aunque su nombre sea otro, que movió todo esto, alguien a quien veo en ese vórtice eterno de dolor y rencor del que no puede/quiere salir. Pero eso es otra historia. Esta que escribí de corrido surge de ver su incapacidad para avanzar y no sé muy bien porque, pero me vi en la necesidad de escribir sobre ello. Cómo puedes ver no está en primera persona, no es uno de mis personajes dañados, es un personaje adoptado.

    1. Sí, te entiendo…
      Lo que hay de fondo en el rencor es sufrimiento…
      Rencor, resentimiento, culpa << seguro existen las "escalas" del dolor (las escaleras para trepar desde el fondo del agujero). El problema es cuando por las razones que sean nos resistimos a soltar el rencor y otras cosas por pensar que nos protegen¿?? Conozco a alguien con mucha resistencia a soltar "venganza" y "rencor" porque también el "orgullo" está reverenciado… pero sea como sea son construcciones de sufrimiento (construir para destruir-se, lo contrario de destruir para crear).

  3. Me meto en el debate porque me parece bonito el texto y me gustaria añadir algo más; creo que cada persona necesita su tiempo para responder a todo lo que vive traumático; está muy de moda hacer sentir culpable cuando alguien no perdona, pero creo que es un error importante. Los renconres van en proporción a los daños sufridos, y a veces, es importante no olvidarlos para recordar en la proxima vez que no debemos hacer de nuevo, y aun asi, lo más seguro es que nos equivoquemos , porque simplemente esto es la vida.
    Las puertas a veces permanecen cerradas porque no se encuentra un sentido a lo vivido, no hay una razón que justifique en el orden de creencias de la persona dañada el por que de aquel episodio; partiendo desde ahi, si es alguien con valores y creencias ferreas, es muy dificil que acepte por falta de compresión, los hechos y se genera el recor o la rabia.
    Es muy curioso como se evalua a la victima pero no al infractor o infractora, ultimamente se venera mucho la libertad de todos individual y muy poco la responsabilidad de cada cual en el proceso de daño de otro ser humano. Asi que bueno, creo que todos tenemos derechos a puertas abiertas y cerrarlas en su momento. Hay decepciones de vida tan grandes que no son piedras en el camino sino verdadero desfiladeros.

  4. Bienvenida al debate Dioidama, para eso están los comentarios. Por supuesto tienes razón, pero este pequeño relato o reflexión loca está más orientado al perdón interior que a lo que los demás piensen o juzguen. Lo escribí, sobre lo que cada uno se permite a si mismo cerrar y/o olvidar y lo incapaces que somos a veces de permitirnos ser felices porque almacenamos esas heridas abiertas que nos impiden ver el presente con optimismo y el futuro con ilusión. Por supuesto, cada cual es muy libre de vivir cómo quiera su dolor y sus recuerdos y nadie mejor que uno mismo para saber si está o no cómodo con ellos.

  5. Yo tambien hablo del perdón interior, tal vez, lo que para muchos significa olvidar y dejar pasar, para otros es una REALIDAD DE VIDA, y por tanto su concepción del mundo se presenta tal y como ha sido toda su experiencia. Creo que entramos en vanalidades cuando a alguien que sufre por un acontecimiento se le dice que ” pase página” que la vida es muy bonita, es bonita para el otro, el que sufre no lo ve asi porque su realidad es la que es y significa lo que significa.
    El mundo al fin y al cabo se presenta para cada cual a su modo, para quienes tienen una vida ” fácil” sin grandes acontecimientos traumáticos, su visión es plácida y benevolente, pero no hay que olvidar que para la gran mayoria de la población mundial, la realidad es muy dura.
    El aceptar una situación no es olvidar, tampoco significa vivir como si no hubiera pasado, es simplemente que no queda otra o si queda la otra, que sea rápida y poco dolorosa. Asi de sencillo.

  6. Yo en mi caso estoy en paz con muchas “figuras” del pasado (trabajo ha sido, pero por mi paz valió la pena; veo el perdón no como algo que le concedes a otros, sino una decisión que me permite no sufrir por odiar), sin embargo perdonarse a uno mismo ya es otra cosa. Gracias a leer este relato me di cuenta de que necesitaba hablar con un ser querido de cosas horribles (culpa es lo que yo agarro, y es una carga destructiva y pesada de por vida, sin entrar ya en juzgar si uno debe “pagar el precio”, si uno “merece” esa carga, etc). Nunca había hablado de esas cosas horribles y ayer lo hice. <3 Desde fuera siento lógico decirle a alguien que todos cometemos errores, pero de mí hacia mí eso no vale.

    Así que ayer hablé por primera vez en mi vida y la otra persona me escuchó, y no me juzgó; yo buscaba en el fondo que lo hiciera (juzgar), que me confirmase mi auto rechazo… pero también sabía que no lo haría porque esta persona me mira con los ojos del amor. Ya no es cuestión de que te indulten o te indultes… solo soltarlo y hablarlo supone una gran diferencia. Yo quisiera curarme de esto para seguir adelante.

    Lloré mucho a causa de sacarlo, pero dormí bien, y tuve un sueño curioso. De más joven solía soñar con alguien que me acosaba en el colegio, y el sueño siempre era una regresión a vivir de nuevo ese acoso. Sin embargo en el sueño que tuve anoche por primera vez me defendí de ese acosador (hasta le hablé en sueños y todo)… curioso.

  7. bueno, Reyes me alegro mucho que tu ” culpa” ya no esté… y lo pongo entre comillas porque la culpa la mayoria de las veces nos la autoponemos nosotros mismos y no el resto. A mi me vale, por si a ti si te vale, distinguir entre el arrepentimiento que crea culpa, y el aprender que genera algo diferente: es decir, si tuvieras una máquina del tiempo, y volvieras al pasado, siendo quien eras entonces, sabiendo lo que sabias entonces, sintiendo lo que sentias entonces ¿ crees que lo hubieras hecho diferente?.. yo creo que no, que nadie lo haria diferente. Otra cosa, es cuando miramos hacia atrás y desde el presente, ( que ya somos otros y otras ) damos un volteo a lo sucedido, entonces, siento hoy quien eres, sabiendo hoy lo que sabes, y sintiendo hoy lo que sientes, pues igual todo seria diferente, pero ¿ quien puede saber en el pasado quien seria en el futuro o quien puede en el presente volver al pasasdo? Nadie, a lo unico que puedes llegar es a prometerte que si vuelves a estar en esas circunstancias, no lo harás igual, igual lo haces diferente, e igual hasta peor, pero no igual; y si has causado algun daño, pues intentar arreglarlo si se puede, o compensarlo, pero eso es pasar a la acción, es un ” hacer” la culpa solo vale para que te quedes en el pasado pensando y pensando y sintiendote mal sin aprender nada. Pero esto es una valoracion mia personal.
    Además relativiza. cuando metas la pata hasta el cuello ( yo lo hago de constante) piensa ¿ esto sera importante dentro de cinco años? o ¿ cuando este ya vieja, viejisima, con una pata ya casi en el otro mundo, me acordaré de esto o esto habra cambiando en algo mi vida?… te puedo asegurar que la mayoria de las veces, la respuesta es que te echas a reir.
    El perdon no depende de nosotros, creo que es algo que viene de fuera, un ” pronto” que te llega, tambien nos hacen sentir culpables por no perdonar y no estamos obligados a ello.

  8. Como cada persona siente las cosas es /absolutamente/ respetable. Imponer es llegar con una “verdad universal” ficticia en la mano, soltarla sin filtro y darle al otro en la cabeza con ella.

    Repito que para mí el perdón está dentro y sí depende de mí, completamente, en tanto en cuanto cuando amplío perspectiva en una situación y comprendo cosas que antes no he visto, normalmente decido dejar ir y eso me da paz. Empatizar con un semejante es fácil; empatizar con alguien que hace cosas que no comprendemos es lo difícil, y por eso es una decisión; no es porque la sociedad diga que tenemos que ser “muy buenos” xd, es, en mi caso, porque tiene que ver con vivir en paz y quiero hacerlo. Soy lo bastante inteligente como para distinguir cuándo la “culpa” me la meten o cuándo soy yo responsable de algo. Negar esto (igual que decir que perdonar o aferrar no depende de mí) sería aceptar que existe algo externo a lo que yo estoy dando más poder que a mí misma.
    Perdonar, para mí, no tiene que ver con volver a exponerme a algo que me ha dolido, ni con estar como “bueno aquí no ha pasado nada”. Si alguien ha tenido una actitud de mierda y hay que poner distancia, se pone. Perdonar tiene que ver con mi estado interno y con la decisión de sacar violencia de mi vida (de esto SÍ soy responsable si una cadena me llega), repito, algo profundamente íntimo y respetable.

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