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Bendito desagüe es el olvido
para la pena que tizna demasiado.
Pero uno se pregunta, temerario,
¿cuáles bestias crecerán
en quién sabe qué cloacas?
Se alimentarán en nuestra acera
a cada paso.
Y la pregunta es:
si he olvidado al fin la pena,
¿de qué cosas soy capaz?
Cuántos ojos afilados
estarán taladrándome la espalda por la noche.
O qué bucle de palabras
se repite de continuo,
girando
en los susurros que ya no puedo oír.
Tal vez los sigo escuchando,
pero ya de otra manera.
De una forma peligrosa,
cuando el cerebro no juzga
y el corazón, siempre despierto,
está solo,
suspendido en el vacío,
en la oscuridad.
El alivio
de perder pie en la escalera
mató el pánico previo a la caída.
¿Hacia qué lado gira el remolino en el desagüe?
¿Hasta qué punto es cierto que eso importa?
¿Cómo sabremos si nos mantenemos cuerdos,
aparentemente humanos pero sin ser vulnerables
entre el cúmulo de niebla?
El olvido ensordece los recuerdos.
Toda memoria maldita que pudiera salvarnos
se pierde.
Sólo porque sabemos cuán difícil
-y sin embargo imposible-
es transitar la vida en una mente sin desagüe y sin esquinas.
¿Acaso hace la guerra menos daño
cuando la hemos olvidado?
No queremos responder a esta pregunta,
porque en toda guerra hay monstruos.
Monstruos que alguna vez fueron esquirlas
y descansan ahora,
respirando,
nunca muertos pero intactos
en la oscuridad.
Acechando a nuestra espalda,
babeantes.
Murmurando y sabiendo con certeza que han ganado,
pues el olvido es lo contrario del contrario y por eso
somos duros pero frágiles.
Y así, el día menos pensado,
su luz nos arrastrará.
Autor: Reyes
¡Muy bello! No lo he leído las suficientes veces como para comprenderlo a cabalidad -aunque no creo que la poesía se deba entender al 100%, sino que debe sentirse-. La línea «el alivio/ de perder pie en la escalera/ mató el pánico previo a la caída» me quedó resonando bastante. Siento que la comprendo muy bien, aunque no sepa explicarlo.
Me ha hecho sentir bastante, un poema fenomenal.
Maximilien, muchas gracias por leerme y por comentar. No suelo escribir poesía porque es un lenguaje que no me fluye a menudo para salir… es decir, me gusta leerla, mucho!! Pero «hablarla»… siento que no fuera mi lengua nativa, jeje. Sin embargo Nacho publicó un relato y puso la imagen de un sumidero, y eso me inspiró brutal…
Mi padre sí era muy bueno hablando de esta forma. He leído poesía suya increíble, pero ya no escribe, es una pena.
Qué feliz me hace que lo sintieras en tu corazón.
Gracias. Un abrazo.