Una pulgada de ti, sólo eso tenías que darme. Una pulgada de ti, cada día, para que me portase bien. Lo dijo el médico. Después de la lactancia, era lo […]
Seguir leyendoEl último vaso
El féretro reposa en mitad del salón soportado por un par de sillas que a duras penas pueden con el peso. O’Brian era un hombre pesado, bonachón, de cara sanguínea […]
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