Esta noche vas a recibir una visita. El visitante ya ha venido otras veces. Le gusta pasar tiempo contigo en tu dormitorio. Cuando sientes esa mirada expectante clavándose en tu espalda, esa inteligencia fría que resulta vagamente humana compartiendo tu espacio a pesar de que estás completamente solo, no es tu imaginación.
La excusa de que el perro se daría cuenta de una presencia extraña no sirve. El animal ya está acostumbrado al visitante, así que solo le tolera, noche tras noche, como lo que es: un invitado que no fue invitado pero ahí está, incómodo y persistente.
Esta noche quizás el visitante no espere a que te duermas para alargar la mano y tocarte. Sabe que estás demasiado débil para defenderte. O tal vez aún no será el momento, y entonces hará lo que siempre hace: Te dejará una viscosa larva de recuerdo en la pared y se irá hasta la noche siguiente. No es un cazador sino un carroñero, así que ir despacio y esperar, observarte mientras te estás muriendo, es esencial. Se alimenta de toda causa moribunda, y tú eres eso.
Esta noche recibirás una visita. Puede que por fin sea la última. O puede que no.
Autor: Reyes
Cada segundo hiere, el último mata … en este caso las larvas son el recuerdo del paso del tiempo a un final incierto
Es un relato intrigante. Como muchos otros que has escrito. Me gusta que salgas un poco de lo común y le hables al narrador de forma directa. He tratado de escribir alguna vez así y no me termina de gustar. Funciona perfecto para este tipo de relatos. Muy bueno.