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Ya hemos sobrepasado la semana de los barbudos, y aún no he utilizado el abrigo. ¡Quiero el invierno! Frío, hielo, nieve.

Pensaba que esta estación era verano, pero por fin hoy han llegado las heladas acompañadas de la niebla. Se puede ver como el agua se ha solidificado en la fuente. El olor de las calefacción impregna el ambiente. Ya era hora, hoy ya no necesito excusa para usar la bufanda.

Hoy el Sol ha querido aparecer, pero le han faltado las fuerzas para romper la capa de nubes.

Hace más de una semana que la sombra no me persigue, ni tampoco la sigo. Casi hay más luz a las doce de la noche que a las doce del mediodía. La pega és que una se desea, mientras que la otra se odia.

Las campanas de la iglesia del barrio han tocado a difuntos. Los abuelos que antes recorrían las calles comentaban que se podía saber si el difunto era mujer u hombre por como replicaban. Yo nunca he apreciado ninguna diferencia.

Observo desde la acera el bloque donde vivo y no distingo más del tercer piso, yo ocupo el sexto. Llego a casa, por suerte la niebla no ha entrado. Me saco el abrigo y lo dejo colgado en una silla, pero me dejo los guantes y la bufanda. Al tener las persianas corridas ahorro en calefacción, enciendo las luces, total las necesitaría igual. Conecto el televisor, sonrío al ver la película que emiten, la de Mozart. Suena el Requiem, ya acaba, es el final. En estos lares no lo hubiera podido crear, hace tiempo que no disfruto de un ocaso. Hay personas que la pueden considerar triste, para mí hoy es: un rayo de luz; un cielo azul; las sombras de los altos edificios; una calle de la cual ves más de media manzana; unas aceras en las que puedes distinguir a los transeúntes; vida.

Me encuentro abatido, las lágrimas empiezan a recorrerme las mejillas, el cuerpo sufre ligeros temblores. Me dirijo a la cocina, me saco los guantes, abro el cajón de los cuchillos…

Autor: Aïda M. Loizu

Sobre el autor

Aida M.

11 comentarios en “Niebla”

  1. Yo me empeño en buscarle segunda lectura a todo… no sé si el protagonista de este relato está en un lugar geográfico en que estacionalmente no cae la noche por períodos largos…

    Me ha producido mucha tristeza (eso es bueno). Gracias por compartirlo, Aida.

      1. Tómala con todo el cariño y mi mejor intención Aida. Antes tus textos me parecían demasiado cortantes, frase-punto-frase-punto … me costaba entrar en el relato. Este me ha permitido empatizar con lo que cuentas mucho mejor. Se ve la sangre entre la tinta 🙂

  2. Me ha gustado mucho, la descripción del lugar está muy bien integrada con la narración y con la emoción del protagonista, lo que me parece difícil de lograr. Un saludo!

  3. Buena historia Aida.

    Si para ti es fácil escribir algo, hazlo. No todo lo que uno escribe lo termina publicando, pero escribir es lo que el alma necesita. Estoy seguro que escribes para expresarte, igual que muchos.

    Te daré un consejo: toma los cumplidos. Creo que estamos entre amigos. Un saludo.

    1. Tomo los cumplidos. Lo que sucede es que estoy poco segura de mí.
      Hace 30 años en la zona donde vivo la niebla empezaba en Todos Santos y si había suerte terminaba cuando Reyes.
      Es fácil escribir respecto este tema ya que hay anécdotas y leyendas urbanas.
      Gracias.
      PD: lo de «no» aceptar lo de Nacho está arreglado.

  4. Sentí como que el personaje vivía en una región cerca del Círculo Polar Ártico, al grado que el frío y la niebla lo envuelve y lo noté meditabundo, triste, agobiado.
    Ese final de los cuchillos da a entender muchas cosas… ¿Quería arrebatarse la vida o estaba a punto de preparar la cena?
    Un relato que me dejó una sensación de nostalgia, de tristeza, pero a la vez muy bien logrado y te felicito. Es de lo mejor que te he leído, amiga.

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