Entro en el baño, está lleno de niñas cuchicheando y retocando sus caritas de porcelana con polvos mágicos y pinturas de guerra. No tengo cuerpo para tonterías ni ganas de aguantar sus risitas infantiles, entro directamente en uno de los reservados cerrando de un portazo y, sin casi tiempo para apartarme el pelo, vomito en la taza. Fuera escucho sus risas y comentarios. ¿Cómo odio esta puta juventud edulcorada y falta de empatía! Me da igual, ya llegarán a los cuarenta y se verán vomitando Jägermeister en el baño de una discoteca a cuatro patas frente a una taza asquerosa como me veo yo ahora. Creo que es todo, me arde la garganta, pero no tengo ganas de salir mientras esté fuera el frente de juventudes para judgar mis miserias. Me bajo las bragas y me siento en la taza sin importarme ya nada. En mi mano tengo mi futuro y en mi cabeza un torbellino de ideas embriagadas por ese maldito licor verde. Pienso en él y me viene un llanto desconsolado que provoca hipo, una larga meada y un par de sonoros pedos. Fuera grititos y ruidosas carcajadas.
– ¿Os lo estáis pasando bien hijas de puta? – Les grito desde mi asquerosa guarida. Acabo de perder toda mi dignidad, no es momento de mantener la educación, que las den por culo.
Abro mi mano, el jodido predictor no miente, el muy cabrón, con esa cruz marcando el positivo, cómo una mira telescópica de un francotirador que ha dado en el blanco, el puto Manu, un solo polvo y mira tú que acertadito el tío. Uno de uno, no puede ser mas efectivo. Está ahí fuera esperando con su bebida SIN, sin alcohol, sin sabor, sin gracia, sin amor, sin futuro. Parece que las niñatas se han ido, es momento de salir y mandar a Manu a su casa con su madre, tomar las riendas de mi vida, mirar adelante. ¡Si tan solo pudiera estar la mitad de borracha de lo que estoy! Bueno, me limpio y salgo, que sea lo que Dios, el cabrón de Dios, quiera… Joder, y encima no hay papel.
Autor: Ignacio Chavarría
Bravo, Nacho!!
Me fascinan estos retos donde exprimimos lo puto mejor en tiempo real, de verdad.
Qué maravilla y qué bien escrito. Joer, llego a ser yo la tía y si veo q no hay papel ya es lo que me faltaba pa’suicidarme o cargármelos a todos.
Jajajaja, gracias Reyes, no se qué loca necesitada de un hombro para contar miserias me ha poseído está vez